Queridos amigos/as de ALPE:
Nuestro colaborador Juan Arribas García nos regala este artículo a modo de reflexión sobre la importancia del deporte como herramienta importante para colaborar en el pleno desarrollo de los niños y en el que no tienen cabida lo límites.
Una rápida e interesante lectura desde el punto de vista de un gran profesional.
Esperamos que la disfrutéis.
DEPORTE
INCLUSIVO ESE PLEONASMO
Cuando me
toca reflexionar sobre el deporte inclusivo, y mas en concreto pensando en las
personas con ADEE, siempre me gusta volver a mis orígenes de entrenador de
patio, de niño que se crió en la cancha del Pabellón de los Deportes y no me
cuesta ningún trabajo imaginarme cómo deben ser las cosas.
No soy un
experto en discapacidad, ni he trabajado específicamente nunca en ese campo,
aunque mi actual trabajo como asesor técnico de Ciudadanos, me obliga a estar
al día y a tener siempre presentes las sensibilidades y problemáticas del
colectivo.
Pienso que,
en este caso, el estar al otro lado del espejo, puede ser beneficioso a la hora
de presentar un planteamiento. En mis reuniones, tertulias, mesas de trabajo
moderadas, charlas con amigos, expertos en políticas de discapacidad,
pertenecientes al colectivo... siempre les digo lo mismo; “no tienes que
convencerme a mi, ni a tus compañeros, yo estoy de tu parte. A quien hay que
convencer es al que esta al otro lado del espejo y desconoce la problemática y
las dificultades a las que os enfrentáis día a día”. Hay gente mala eso es
evidente, pero yo estoy convencido que la gran mayoría de la gente, tiene
actitudes hirientes mas por ignorancia o desconocimiento de la realidad.
Creo en
consecuencia que, hablar de deporte inclusivo no deja de ser un pleonasmo, ya
que la palabra “inclusivo” no hace mas que intensificar el significado de la
palabra “deporte”.
Dice en su
preámbulo la ley del deporte en vigor en Asturias, “el fenómeno deportivo en la
sociedad actual adquiere una indudable relevancia sociológica, política y
económica. Es evidente la importancia de la práctica deportiva en el desarrollo
armónico e integral de las personas en si mismas y en su dimensión social, en
la mejora de la calidad de vida y en la sana utilización del ocio y el tiempo
libre de los ciudadanos, además de relevarse como un eficaz instrumento de
solidaridad y hermanamiento entre los pueblos”. El deporte en consecuencia es
inclusivo en si mismo, siempre que su desarrollo sea fiel sus principios
esenciales.
Si los
colegios llevan a cabo un programa deportivo, formativo, sería redundante
incluir la palabra inclusivo. Todos los menores juegan, todos los menores
entrenan, todos los menores tienen acceso a la formación física, humana, y
psicosocial que el deporte aporta. No
sería necesario hacer ninguna especificación de que los menores con
discapacidad también.
El colegio
debe aportar los medios para que aquel que tenga una menor capacidad pueda
llevar a cabo su actividad sin ninguna cortapisa. Los monitores no deben ver
otra cosa, que no sea un menor a su cargo realizando el deporte que le gusta y
los compañeros no deben ver otra cosa; que no sea un compañero. Nada tendría
sentido si una discapacidad fuese motivo de exclusión.
No hay nada
mas inclusivo que un vestuario, donde todo el mundo se cambia y donde todo el
mundo se apoya, en los buenos momentos y en los malos.
Los poderes
públicos deben estar atentos al deporte formativo, y ser promotores y
colaboradores de esa actividad. Por lo tanto, todos aquellos clubes y eventos
que, tengan en su filosofía el deporte puro formativo, deben aparecer en lo
público.
Es lógico
que haya deportes y clubs que se alejen de este camino, que se reduzcan a lo
meramente competitivo y en el rendimiento inmediato, estarían en su derecho,
pero también lo harían al margen de cualquier ayuda o colaboración por parte de
la administración.
Si para una
persona sin ninguna discapacidad reconocida, pobre aquel que piense no tener
alguna merma de capacidad en algún campo de su vida, el deporte es el mejor
instrumento posible de inclusión, de autoconfianza, de escuela del esfuerzo,
de autodisciplina y de aprendizaje a la superación de barreras. ¿Cuánto puede
ser beneficioso para alguien con la discapacidad reconocida? La consideración
puede ser infinita y los beneficios incalculables.
Cada vez ,como el maestro Savater dice, “soy menos creyente y mas pensante”, pero si para
mi existe una religión es la del “equipo”. Al final lo que menos importa es la
camiseta, la bandera o la insignia, lo que importa es la cara con la que te
mira el compañero que tienes al lado, y ver un brillo de admiración en los ojos
de un compañero, mas si tienes alguna discapacidad, es una ayuda que te puede
servir de por vida.
Acabo por
donde empecé, cuando una persona menor o mayor entra en un vestuario, es un
miembro del equipo y por lo tanto su condición sea la que sea, sexual, racial,
ideológica, social o de capacidades, me es indiferente, todos están igualados
por arriba y por lo tanto es un compañero.
A las
organizaciones políticas, educativas deportivas o sociales es a quien les toca
crear el caldo de cultivo para que esto pueda materializarse.
Juan Arribas García
Licenciado en Derecho
Entrenador Nacional de balonmano
Asesor técnico de Ciudadanos
Álvaro Jiménez, Equipo Internacional de atletismo
Felipe Orviz, Equipo asturiano de ciclismo
Nora Ramírez, equipo andaluz de natación
Juliana Poveda, Equipo Internacional Peruano de Badminton
Maia Sola Garde, equipo de balonmano de Pamplona